Los negros nubarrones que se ciernen sobre las economías mundiales no resultan indiferentes a la investigación y la lucha contra el cáncer. Con fármacos cada vez más caros y un número creciente de pacientes (debido a un puro reflejo del envejecimiento de la población), es difícil que la oncología pueda permanecer al margen de la actual recesión mundial.
Sin duda, las medidas presupuestarias derivadas de la actual situación económica, influirán en una disminución de la eficiencia de la atención sanitaria a los pacientes oncológicos, en la pérdida de experiencia y formación de los oncólogos médicos y en la calidad de vida de los afectados e incluso en la disminución de su supervivencia.
En una encuesta realizada sobre un conjunto representativo de especialistas en Oncología Médica de toda España, la mayoría ha percibido en sus centros una gran disminución, incluso dificultad para disponer de ellos, de los tratamientos más innovadores en Oncología que se extrapolan al conjunto de toda España y que se intuye se prolongará en los próximos 2 o 4 años.
Las áreas más afectadas son las más innovadoras, es decir las que tienen que ver con la medicina personalizada, con la aplicación de tratamientos dirigidos a dianas específicas o que están relacionadas con la modificación o conocimiento de las estructuras celulares del tumor, tales como el diagnóstico precoz con biomarcadores o la quimio-prevención. Por el contrario, las áreas con menor innovación son las menos afectadas (hormonoterapia, cirugía, radioterapia y tratamientos de soporte). También se verán más afectados por los recortes algunos tipos de cáncer con mayor incidencia, como son el cáncer de pulmón, el de mama y el colorrectal, así como los tratamientos de la enfermedad avanzada y en pacientes mayores.
Los profesionales sanitarios, por sus conocimientos son los únicos que deberían estar legitimados para tomar decisiones clínicas. Sin embargo, estamos viendo cómo, cada vez más, se limita la capacidad de nuestros profesionales a la hora de tomar decisiones que afectan directamente a los pacientes desde un punto de vista clínico en relación a la evolución de su enfermedad y su pronóstico.
Los profesionales sanitarios, por sus conocimientos son los únicos que deberían estar legitimados para tomar decisiones clínicas. Sin embargo, estamos viendo cómo, cada vez más, se limita la capacidad de nuestros profesionales a la hora de tomar decisiones que afectan directamente a los pacientes desde un punto de vista clínico en relación a la evolución de su enfermedad y su pronóstico.
Por regla general, el Servicio de Oncología sólo decide parcialmente los medicamentos innovadores que se van a adquirir quedando gran parte de estas decisiones en mano de economistas, comisiones de farmacia, farmacias hospitalarias y gerencias de los hospitales que pueden no tener el conocimiento necesario para saber qué requeriría cada paciente. El tijeretazo puede lastrar la aplicación de nuevas terapias para combatir la enfermedad y a la vez frenar el desarrollo de nuevos tratamientos haciendo que se abandone la lucha contra esta enfermedad.
Tenemos que seguir trabajando por la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud pero siempre teniendo en mente que la prioridad es la protección de los más vulnerables. Pese a la coyuntura de crisis en España, el cáncer debe seguir siendo una "prioridad absoluta". Es necesario que se optimice la gestión para utilizar los recursos de manera eficiente y que no afecte, ni en dotación presupuestaria ni en calidad, a los servicios y prestaciones a los pacientes oncológicos y sus familias.
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