lunes, 27 de febrero de 2012


Crisis y esfuerzos de reforma sanitaria en España: Una visión política 

Los grandes cambios y revoluciones son generalmente producto de “crisis” o problemas que nos permiten reflexionar errores y re-direccionar acciones.  Pasquino et al1 define una crisis como “un momento de ruptura en el funcionamiento de un sistema, un cambio cualitativo en sentido positivo o negativo” con diversas tipologías. Dentro de estas, la crisis financiera es la que ha caracterizado más la figura de este concepto como uno de los  resultados típicos del desequilibrio de mercados en el esquema global. Este tipo de crisis se manifiesta por la incapacidad de generar fondos y sostener financieramente el normal funcionamiento y provisión de los bienes públicos como educación, salud, seguridad y bienestar que por ley el estado está en la obligación de proveer a sus ciudadanos.
Así pues, la crisis que enfrenta actualmente España es un espejo de esta realidad. Luego de una década de bonanza, esta nación enfrenta hoy una gran contracción económica y una deflación de los ingresos que pone en riesgo los avances logrados en su sistema de salud. El sector sanitario, cuyo gasto representa más del 8.5%2 del PBI ha acusado un recorte de fondos que demanda una urgente reforma en su organización y gestión. En este contexto, se han identificado muchos problemas y limitaciones que durante mucho tiempo fueron obviados o invisibilizados. Uno de estos grandes problemas lo constituye la insostenibilidad de la gestión farmacéutica donde se han sugerido reformas que exigen que los sistemas sanitarios autonómicos se sometan voluntariamente a centralizar las compras farmacéuticas e implementen un sistema de intercambio de información que permitan obtener ahorros y negociar precios con los proveedores. Asimismo, se ha diseñado un plan general de administración hasta el 2013 donde se establecen los mecanismos que garanticen la calidad, innovación y la infraestructura tecnológica a los actuales y futuros requerimientos de la población.
Del mismo modo, se exige el establecimiento de mayores  espacios de participación de profesionales en la gestión, dirección y distribución de recursos. Puntualmente, se espera que haya más cooperación de este sector ya que mucho del manejo de los recursos depende del rendimiento profesional de los clínicos. Complementariamente se  requerirán otras medidas que ya de por si vienen generando debate como son el copago, las alianzas público privadas y la privatización total de servicios que se espera se definan en los próximos meses. Conceptos como la Buena gobernanza (Good Governance), Nueva Gestión Pública (New Public Management) y la Ética de Gestión ya aplicadas en reformas estructurales realizadas en otros contextos ciertamente serán útiles para consolidar el proceso actual.
Finalmente, el gran desafío no solo es mantener el buen estándar y prestigio de salud ganados sino también “evitar la fractura social”3 del país. La breve o prolongada persistencia del problema será en definitiva la que juzgue si los líderes y la sociedad española han sabido sacar el máximo provecho y lección de esta coyuntura. 

Edgar



1.     Cfr.Pasquino, et al. Diccionario de Política. 11.ma ed. SIGLO XXI. México 1998; 391.
2.     OECD HEALTH DATA 2008, versión junio. Datos correspondientes a 2006.
3.     Melnychuk RM, Kenny NP. Pandemic triage: the ethical challenge. CMAJ. 2006;175:1393–4.





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